En primer lugar, quisiera disculparme con todo aquel que el pasado sábado asistiese al Embrujo de Granada (un poco más tarde de las 19:00, claro) y no nos encontrase allí. Y es que resulta que, en efecto, allí no estábamos: debido a un malentendido relativo a la hora del comienzo de la actividad con los dueños del local no pudimos quedarnos y tuvimos que buscar y encontrar un local provisional en el que celebrar la reunión, ya que la alternativa que nos ofrecían (una mesa más pequeña que unos clientes acababan de dejar libre) no habría permitido la presencia de las 22 personas que nos encontrábamos allí. Tras unos veinte minutos de búsqueda la reunión tuvo lugar en otro local donde cabíamos todos.
Así pues, una vez más el Café Filosófico de Albacete ha celebrado su reunión: la 6ª ya, ¡y en inmejorable compañía! Por lo dicho no pronunciaré una palabra más coherente con mis sentimientos que: gracias a todos, a nuevos y a veteranos asistentes, por vuestra paciencia y vuestro apoyo a la actividad.
Para nuestra próxima reunión contaremos con alguna que otra sorpresa (espero que de vuestro agrado) que más adelante se os hará saber a todos (incluidas la ubicación del lugar, el día y la hora de nuestro próximo encuentro). Permaneced atentos a estas últimas modificaciones en el primer cuadro de texto a la derecha del blog ("¿DÓNDE Y CUÁNDO?"). Por otra parte, ya podéis votar el tema del que queréis que hablemos el mes que viene; tenemos tres opciones, sacadas de anteriores encuestas: 1) Lenguaje; 2) Educación; y 3) Relación Fe/Razón.
Ahora, con todos vosotros, el resumen del tema tratado este sábado: "tabúes".
Tabúes
Tal y como viene convirtiéndose en costumbre, la reunión comenzó con un calentamiento filosófico. Para los que no habéis venido antes al Café: ¿qué es lo que a mí me gusta llamar un calentamiento filosófico? Es una actividad que debe caracterizarse por lo siguiente:
1) Ha de servir como introducción y panorámica del tema a tratar.
2) Debe ser dinámico, ágil y breve.
3) Tiene que funcionar como ejemplo (en miniatura) de lo que entendemos por dialogar en un Café Filosófico. Por tanto, en él se aplican las normas relativas al buen funcionamiento de un diálogo en el Café Filosófico y su objetivo, aunque en menor grado, es el mismo que el de éste: llamar a la reflexión.
En esta ocasión el calentamiento filosófico se expresó en forma de un juego que, a pesar de ser demasiado simplista (algo que tendré en cuenta a la hora de mejorar este recurso en futuras aplicaciones del mismo), cumplía con estos objetivos.
En primer lugar quedó manifiesto que la palabra "tabú" hace referencia a una prohibición social de un determinado comportamiento. Podríamos decir también, para acotar todavía más su significado, que es una prohibición social procedente de la tradición, es decir, que ha sido heredada (por lo que en un primer momento el individuo durante su enculturación la asume acríticamente), y que, en principio se diferencia de prohibiciones legales y del tipo de prohibiciones morales que constituye la moralidad individual resultante de un proceso reflexivo (tras el cual ¿por qué no? puede acabar considerando válido el tabú que ha sometido a crítica en dicho proceso). Así pues, podemos ver claramente la conexión que dicha prohibición guarda con los tres elementos mencionados (tradición, legislación e individuo):
— Un tabú procede de la tradición (v.g.: la pederastia).
— Puede convertirse en ley de un Estado (v.g.: la pederastia en España).
— El individuo ha de asumir críticamente la validez de dicha prohibición (v.g.: alguien que debe decidir, sin olvidar que forma parte de una sociedad a la que ha de tener en cuenta, si mantener relaciones sexuales con niños le parece bueno o malo. En España si esta persona decidiese que le parece bueno y lo llevase a cabo iría a la cárcel, siguiendo el ejemplo anterior).
Lo anterior surgió en torno a las preguntas "¿DE DÓNDE VIENEN LOS TABÚES?" y "¿CÓMO EVOLUCIONAN?". En el proceso de evolución de un tabú, que, como vemos, puede acabar fijado en la legislación de un Estado, también se habló del proceso contrario: de una ley que se convierte en tabú (por ejemplo: una ley abolida tras mucho tiempo vigente, como pudo haber pasado, por ejemplo, con el divorcio, tras su legalización en España en 1981, podría tomarse con cierto rechazo desde el punto de vista de la tradición religiosa, sin someter tal visión a crítica en un primer momento). Y, por supuesto, también se habló de las motivaciones humanas originarias para que un determinado comportamiento se convierta en tabú: supervivencia del grupo (v.g.: no comer determinado alimento), supervivencia de la persona (v.g.: no suicidarse)... entre otros motivos que nos hicieron ver al tabú como un medio de control social.
Durante el calentamiento filosófico se pusieron de relieve tres tipos de restricciones muy habituales: alimenticias, sexuales y lingüísticas. Para ello nos preguntamos, acerca de distintos seres del mundo (como seres humanos, animales o vegetales) cosas como:
1) ¿Podemos comérnoslos?
2) ¿Podemos mantener relaciones sexuales con ellos?
3) ¿Podemos hablarles con claridad, con cercanía, en confianza? (evitando eufemismos, usando disfemismos incluso)
Con estas preguntas, lanzadas para ser respondidas desde una óptica contextualizada en nuestro presente y en nuestra sociedad (y dentro de ésta, más concretamente, en aquella compuesta por los asistentes al Café Filosófico de Albacete) fuimos detectando tabúes en torno a nuestra relación con los mencionados seres. Descubrimos:
— Que comerse a un humano está prohibido (no sólo socialmente sino, espero, también desde el ámbito legal) y se llama canibalismo. Que en principio (sin matices) podemos mantener relaciones sexuales con otros humanos. Y que podemos hablarnos (de nuevo, sin matices) con cercanía los unos a los otros sin que esté prohibido.
— Que comerse a un animal está permitido si no es nuestra mascota ni la mascota de otra persona (o un animal susceptible de convertirse en mascota de un humano, v.g.: un perro, un gato...). Que tener relaciones sexuales con animales, la zoofilia, es un tabú (o está mal visto). Que contar confidencias y hablar sin tapujos a los animales (sin matices) no tiene sentido o parece que la comunicación lingüística va a ser difícil, pero que aun así lo hacemos con nuestras mascotas.
— Que comerse un vegetal está permitido (bajo riesgo de intoxicación, decía un asistente, si éste era venenoso, algo que también puede aplicarse con algunos animales, v.g.: el pez globo) e, incluso, si los cultivamos en casa podemos consumirlos. No obstante, sonó graciosa la posibilidad de mantener relaciones sexuales con una planta y hablarles con claridad, en confianza (aunque esto último, el hablarle a las plantas, sea una práctica más o menos frecuente en nuestra sociedad).
— Acto seguido a las tres cuestiones anteriores, analizamos las prohibiciones sociales en el ámbito de nuestras relaciones con humanos de forma algo más particularizada (aunque como dije anteriormente fuese simplista el trato que le dimos a este aspecto): si podemos tener relaciones sexuales con personas de 1) nuestro mismo u opuesto sexo; 2) de nuestra misma, superior o inferior edad; 3) si son conocidos, desconocidos, amigos, familiares, nuestra propia pareja o la pareja de otra persona; etc. (ya que estas cuestiones admiten muchas más circunstancias que no tuvimos tiempo de analizar, como por ejemplo el sexo entre minusválidos o el sexo "interracial", si es que hoy día se puede seguir hablando de razas, etc.). También nos preguntamos sobre el grado de confianza al que podemos aspirar entre personas relacionadas de la misma forma que en el anterior ejemplo (por edad, sexo, tipo de relación...).
El diálogo también se dirigió hacia preguntas como "¿EXISTEN TABÚES UNIVERSALES DESDE UN PUNTO DE VISTA TRANSCULTURAL?". Los asistentes se atrevieron a señalar una respuesta afirmativa a este respecto, hablando del tabú del incesto y del suicidio, es decir, tabúes en torno al cuidado de la propia vida y en torno a las prácticas sexuales. También nos ocupamos de pregutarnos "SI SON POSITIVOS O NEGATIVOS LOS TABÚES", ante lo que se respondía, en líneas generales de las siguientes dos formas:
— "En principio los tabúes no son ni buenos ni malos: hay que mirarlos analítica y críticamente para juzgarlos".
— "Los tabúes son malos porque, desde un principio, cohartan nuestra libertad, impiden la libertad absoluta" (al respecto de la libertad, puede leerse el resumen de la anterior sesión: DETERMINISMO Y LIBERTAD).
Por otra parte, un asistente preguntaba, entre confundido y angustiado: "PERO, Y ANTE TANTO RELATIVISMO, ¿CÓMO ACTÚO YO FRENTE A LOS TABÚES? ¿QUÉ CONCLUSIÓN ME LLEVO A CASA?" Desde nuestro punto de vista, no queda a este respecto, para encontrar una respuesta lo más satisfactoria posible, sino que responder desde un punto de vista crítico (analizándolos en sus múltiples aspectos), prudente (teniendo en cuenta que formas parte de una sociedad) y personal (como sujeto ineludible y último de una moralidad cuya condición de posibilidad es la libertad). Con respecto al análisis de un tabú cabría preguntarse, por ejemplo: "¿PARA QUIÉN (O QUIÉNES) ES TABÚ?", "¿CUÁNDO ES (O HA SIDO) TABÚ? ¿EN QUÉ MOMENTO DE LA HISTORIA Y DE QUÉ SOCIEDAD?", "¿POR QUÉ ES (O FUE) TABÚ?".
Sin más que decir por el momento y con muchas ganas de seguir filosofando con vosotros (los que ya habéis venido en alguna ocasión y los que todavía no habéis podido venir),
os manda un fuerte abrazo ciberfilocafetero (tal y como me enviaba a mí un asistente)
Eduardo.
Buenas a tod@s,
ResponderEliminarMi nombre es Joan Esteve y no asisto a estas reuniones tan interesantes porque me caen un poco lejos, soy mallorquín... jejeje.
Ante el tema que tratásteis en la última me intriga mucho una cuestión que aquí no habeis nombrado como ejemplo de tabú: la poligamia.
Sería tabú? En nuestra sociedad actual parece ser que sí pero no es ni ha sido así en muchas sociedades. Además en este caso, no me parece una ventaja evolutiva ni una manera de regulación o protección ser monógamo, más al contrario desde el punto de vista biológico y de supervivencia de la especie...
Mucha gente pensará en el trasfondo cultural de los humanos pero tampoco veo que sea culturalmente mejor ni conlleve menos problemas sociales la monogamia si exceptuamos nuestra propia visión sesgada por los prejuicios que llevamos incorporados.
Que pasa con las personas que se sienten polígamas en sociedades que tienen por bandera la monogamia? Es que se habla mucho de la homosexualidad siempre y esto se deja de lado...
Un fuerte abrazo a tod@s!
Muchas gracias por tu comentario, Joan.
ResponderEliminarPara hacer justicia a la pasada reunión debo decir que en el presente resumen no he mencionado todos los aspectos que se trataron, sino sólo en líneas generales y sin poner todos los ejemplos que surgieron. Así, en efecto, creo que no sólo se mencionó a la poligamia sino que lo hicimos, además, con matices; por ejemplo en nuestra sociedad, una forma de entender la poligamia sería la "monogamia en serie": el hecho de tener más de una pareja a lo largo del tiempo, aunque sólo una al mismo tiempo. No obstante el punto de vista que tú planteas no lo tocamos y es muy interesante. El no haberlo tratado se debe, como comprenderás, a la imposibilidad de hablar de todo en dos horas y media (que se quedaron finalmente en dos horas debido a la búsqueda de otro local en el que hacer la reunión, un lugar donde cupiésemos todos ).
Como ves, una forma de participar, aun en la distancia, puede ser esta vía: a través de reflexiones en el blog. Agradezco un montón la tuya.
Un abrazaco manchego
Eduardo
Buenas Eduardo,
EliminarY yo agradezco mucho esta iniciativa tuya, ojalá todo el mundo dedicara sus esfuerzos a iniciativas tan buenas como esta y a abrir la mente juntos.
Te aseguro que si me acerco por Albacete te lo haré saber para ver si podemos hacerlo coincidir con un cafe filosófico.
Un fuerte abrazo, Joan Esteve.
Hola Eduardo.
ResponderEliminarEs todo un placer seguir este Blog desde la distancia, ya que todavía no he tenido oportunidad de acercarme a vuestras reuniones.
Quería destacar la gran persona que eres por llevar a cabo esta iniciativa y con mucho éxito, según parece. Desde aquí te animo a que sigas persiguiendo tus sueños y haciéndonos a todos la vida mucho más fácil y divertida. Gracias por ello.
Todo mi apoyo.
Alguien.
Muchas gracias por tu aliento, me llega como el calor de una hoguera a un par de manos frías y débiles. Habrá que seguir persiguiendo los sueños; habrá que seguir soñando.
ResponderEliminarGracias, Alguien.