En 1992 Marc Satuet funda el
primer café filosófico en París. Y de un tiempo a esta parte, no sólo en París,
sino en todo el mundo se celebran estas investigaciones. En España contamos con
cafés en Madrid, en Salamanca, en Valladolid, en Granada, etc., y un grupo de
personas hemos decidido que Albacete también debe contar con un foro adecuado
en el que expresar sus inquietudes filosóficas.
Antes de nada, ¿EN QUÉ CONSISTE UN CAFÉ FILOSÓFICO?
Un café filosófico consiste
en una mesa de diálogo organizada en un lugar público (un café, un bar…) con el
fin de discutir un tema desde una perspectiva filosófica, intercambiando puntos
de vista, inquietudes y esperanzas, partiendo de que el pensamiento no es sólo
una caja de herramientas para resolver problemas prácticos y cotidianos, sino
que nos da la posibilidad de plantearnos preguntas que vuelven más apasionante
la vida.
Lo anterior nos lleva a dos
preguntas: ¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA? Y,
¿QUIÉNES PUEDEN PARTICIPAR EN LOS DIÁLOGOS DE LOS CAFÉS FILOSÓFICOS?
La respuesta a la primera
pregunta ha dado lugar a auténticos ríos de tinta pero, echando mano de la Real
Academia Española podemos hacernos una idea bastante aproximada: “La filosofía
es un conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios
más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como
el sentido del obrar humano”. En tres palabras, “reflexionar para vivir”. Y, si
bien la Filosofía ha sido siempre objeto de críticas tales como el estar
alejada de la realidad cotidiana, el ser demasiado “abstracta”, lo cierto es
que su raíz no es otra que la cotidianidad, y, más concretamente, la admiración
que el mundo despierta en nosotros: la ilusión.
Y esto nos lleva a la segunda pregunta, pues si te sientes imbuido por la
ilusión (o quieres estarlo) estás invitado a participar en los diálogos. Por lo
tanto, ¿quién puede participar en los diálogos? Quien quiera, respetando una
serie de normas razonables.
¿CUÁLES SON LAS NORMAS DEL CAFÉ FILOSÓFICO?
Básicamente podríamos señalar
algunas como las siguentes, que podrían ser resumidas en palabras como
“respeto”, “tolerancia”, y “libertad”:
1. El tema es elegido por
las personas participantes por lo menos una semana antes de común acuerdo y
conforme a las inquietudes surgidas en la propia mesa. En la sesión inicial es
conveniente que el tema sea la explicación sobre ¿qué es un Café Filosófico?, a
fin de que incluso la dinámica y definición de éste sea consensuada por el
grupo.
Además, la intención de
plantear los temas con una anticipación permite que el animador/moderador del
café pueda enviar tanto preguntas “desestructurantes” (guía y motores de la
investigación) y algunos textos para su consulta. La consulta de textos es
opcional, nadie está obligado a leerlos, pero la propia dinámica del grupo irá
fomentando la lectura individual de los mismos.
2. ¿Quién debe moderar? Todo
el grupo debe ser el moderador de las intervenciones, sin embargo la exposición
inicial será de quien haya propuesto el tema (si ella así lo desea) y la batuta
de la sesión estará en manos del animador.
3. La exposición inicial del
tema propuesto debe ser breve (no más de 15 minutos), para luego pasar a las
participaciones, preguntas y comentarios de los participantes, las cuales
deberán ser breves o suficientes (se sugiere que sean de máximo 5 minutos por
intervención, pero sin ser esto una regla fija).
4. Las participaciones
deberán solicitarse levantando la mano, para que entre todos observen el orden
de las intervenciones, y cada cual tenga en consideración el tiempo de los
demás. En caso de que el grupo no logre está dinámica, el animador puede
intervenir todo el tiempo que sea necesario para guiar las intervenciones.
5. El animador podrá
intervenir entre cada comentario para retomar temas que se dejen de lado o para
explicar el orden de las intervenciones, así como para orientar las
participaciones.
6. El animador evita las
clases magistrales, las conferencias: su objetivo es alimentar las
intervenciones.
7. Tiene prioridad en el
turno de recibir la palabra aquel que todavía no ha hablado.
8. El animador debe tener
siempre en cuenta que no se pretende que los participantes “aprendan”, sino que
confronten, dialoguen y saquen sus propias conclusiones. Su función es inducir
los “momentos filosóficos”, es decir, pasar de la opinión al pensamiento,
dilucidar juntos conceptos y enfrentar los propios prejuicios.
9. Hay que evitar el
"Café du commerce", la "conferencia" y el proselitismo,
evitando las clases magistrales, las conferencias o los grandes discursos.
10. No hay “a prioris” sobre
la importancia de los temas, sino que ésta es determinada según los intereses
del grupo.
11. El animador está a
disposición de los participantes, escuchándolos, y utiliza sus conocimientos
para reconducir el las aportaciones, poniendo en marcha la mayéutica (método
socrático).
12. Todos deben escuchar al
que habla (respeto del turno de palabra).
13. Los participantes que
hayan sido aludidos directamente tienen derecho a réplica.
¿DÓNDE SE REALIZAN LAS SESIONES?
De momento he hablado con el
responsable de “El embrujo de Granada”, situado en el Paseo de la Libertad nº11
(al lado de la plaza del Altozano), que no tiene inconvenientes en reservarnos
una sala las horas que nosotros decidamos siempre y cuando sea en un día entre
semana, cosa que además es garantía de una mayor comodidad para nosotros (al
estar más tranquilos y solos).
Lozalización de "El Embrujo de Granada" (punto B) y cómo llegar desde la plaza del Altozano (punto A) |
¿CUÁNDO SE REALIZAN LAS SESIONES?
Mi propuesta es que las
reuniones sean quincenalmente (2 por mes); en la reunión de prueba se
sugirieron los miércoles por la tarde, quedando así, por ejemplo, el 1º y el
3º, por una parte, o el 2º y el 4º miércoles de cada mes.
Los motivos por los que hago
esta propuesta vienen dados por el peculiar carácter de la filosofía, la cual
considero que, de ser un camino de rosas, es uno lleno de espinas que, por
tanto, requiere de tiempo para la curación y cicatrización de las heridas y
verdades (aletheia, brecha, desocultamiento) descubiertas. La investigación
filosófica es algo que remueve las almas como si de un cóctel que nunca va a
beberse se tratara: continuamente. Y así, si se quiere, es necesario tiempo y
reflexión para que los efectos del mareo pasen y den paso a la pasión y a la
ilusión por querer saber todavía más (filosofía viene de “filo” y “sophía”,
palabras griegas cuya unión viene a significar “amor a la sabiduría”).
¿DÓNDE PUEDO ENTERARME DE LAS ACTIVIDADES DEL CAFÉ?
Las actividades irán siendo
recogidas en mi cuaderno de notas durante las sesiones, del cual extraeré más
tarde un resumen de las intervenciones y temas tratados que publicaré en http://cafefilosoficoalbacete.blogspot.com.es/
, en la página de Facebook y por correo electrónico para guiar a futuros
participantes y refrescar (o reforzar) la
memoria a los que ya están respecto a los asuntos ya tratados y futuros temas a
tratar en sesiones venideras.
¿ES NECESARIO COMPROMETERSE A ASISTIR?
Para crear un ambiente
adecuado para la reflexión, teniendo en cuenta las limitaciones temporales de
la tarde, espaciales del lugar (que por muy embrujado que esté contiene un
número limitado de sillas), y temáticas de la reunión (un número de gente
adecuado para tratar un problema o asunto de forma tranquila, con tiempo a
debatir sosegadamente las aportaciones), sería recomendable que, al igual que
otros cafés filosóficos de España, el grupo cuente con unos 5-15 miembros con
posibilidad de, si este número es sobrepasado, crear otro grupo.
Cada persona asiste cuando
puede y se compromete en la medida de sus posibilidades y apetencias. Así pues,
no es necesario “comprometerse”, y pueden llegar miembros nuevos de continuo,
siempre que el número de asistentes no sobrepase aproximadamente los 15
mencionados: no obstante, advierto que las recompensas a la permanencia son
tales como conocer gente nueva y afín a nosotros, esclarecer cuestiones que
siempre nos han preocupado y adquirir una mayor cultura y conocimiento de ésta.
¿CUÉSTA DINERO?
La actividad en sí no cuesta
más dinero que la consumición que se tome en el café, por otra parte, necesaria
para mantener la mente fresca y la voz clara; yo gano lo mismo que el resto de
los asistentes: la posibilidad de reflexionar en diálogo abierto, de escuchar,
de aprender, de superar la timidez para hablar en público y adquirir cada vez
una mayor capacidad expositiva y dialéctica, de ser inducido a la reflexión y,
al fin y al cabo, alcanzar una vida mejor, una vida pensada y querida: una vida
feliz (algo cuyo valor, de ser adquirido, por ser éste incalculable, podría
hacerme valedor del calificativo de estafador, al ser mi aportación como
animador tan ínfima al lado de tal recompensa).
Se trata, al fin y al cabo,
de una simbiosis, el café tiene clientes y nosotros tenemos un espacio
agradable y tranquilo en el que llevar a cabo nuestra actividad filosófica
grupal.
Así pues, os animo a
participar, a vencer la vergüenza y darse a la experiencia: Albacete necesita
un espacio como este y… ¡tú también! Así pues, acojámonos al lema de la
Ilustración y gritemos: “Sapere Aude!” (“¡Atrévete a saber!”). Comencemos esta
aventura en la que nadie aprenderá Filosofía, mas todos aprenderemos a
filosofar (como pensaba Immanuel Kant al respecto de los resultados de esta
actividad) con perseverancia e ilusión.
(Fuente que podéis consultar para una
ampliación de lo dicho:
Para más información
contactar con Eduardo Oliver Rozalén en facebook o en mi correo electrónico,
cafe.filosofico.albacete@gmail.com
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