Estimadas filocafeteras y filocafeteros,
Finalmente, a pesar de la promesa de nuestro regreso en febrero-marzo (incumplida muy a mi pesar), y de la imposibilidad de regresar este verano, he decidido cancelar la actividad indefinidamente. ¡Pero no temáis! Tan pronto como los astros se alineen y los arúspices presagien mejores tiempos, volveremos.
Huelga decir que os animo encarecidamente a que aquellos que sí podáis sigáis reuniéndoos y dialogando. No me cabe duda de que la filosofía, (asimismo sin duda) antes de esta actividad, ya os acompañaba en vuestro camino. Pues bien, es mi deber confesaros las siguientes cinco palabras: "No la dejéis escapar, ¡seguidla!". Seguidla si no queréis salir locos en estos tiempos que vivimos. Seguidla (que no es sino un camino racional hacia uno mismo) y desconfiad de quienes os digan lo contrario: quienes os distraen de este camino hacia uno mismo o quienes aluden a los peligros del libre pensamiento mienten interesadamente. ¡Seguidla, por favor! No me cansaré de repetirlo. Pensad, reflexionad, dudad, preguntad: no os conforméis. La comodidad intelectual acartona las neuronas, nos debilita, nos esclaviza. Luchad, buscad, curiosead, ¡no os quedéis en medio del camino, avanzad, retroceded, elegid vuestra senda! "No hay camino real hacia las matemáticas", contestaba Euclides al rey Ptolomeo cuando éste le preguntaba si había alguna manera más sencilla de aprenderlas. Bien, eso mismo es el conocimiento: una montaña sin teleférico. Un camino sin más atajo conocido que el grito "¡Avanzad! ¡No os rindáis!". Seguidla, seguid a la filosofía, no la temáis: ella sólo muerde a los presuntuosos.
Por último, no tengo más que palabras de agradecimiento a todos cuantos habéis participado en los Cafés de una u otra manera: a los que habéis asistido y a los que nos habéis leído a través de este blog. Os deseo a todos lo mejor. Cuidaos, sed buenos e inconformistas.
¡Salud y alegría, filocafeteros, y hasta siempre!
Eduardo.