jueves, 13 de diciembre de 2012

Noticias frescas

¡Hola, filocafeteros!

Para los que se pregunten sobre el inusual título de la entrada, lo confieso: es sólo un chiste malo más sobre un invierno que poco a poco se va asentando sobre nuestra hermosa ciudad (y sobre el resto de lugares del hemisferio norte de nuestra no menos hermosa Tierra). Por lo que al Café Filosófico respecta, tendremos que esperar todavía un poquito más para verlo en acción: no nos reuniremos hasta febrero-marzo, ya entrado el nuevo año. Se pospone así la sesión del 22 de Diciembre que, según acordamos, versaría sobre educación. Y esto es así dado que, ante el acecho de unos exámenes que amenazan con el advenimiento del fin de los tiempos (aunque al final, con la mejor de mis esperanzas, creo que no será para tanto) me ha parecido, por prudencia y aun lamentándolo mucho, una medida necesaria.

¡Pero no temáis, oh, gentes reflexivas de Albacete, pues la filosofía ya ha anidado en vuestras vidas! Gracias, ¡gracias por haber hecho hueco en vuestro tiempo a la posibilidad de un mundo mejor! Mundo que, dicho así, parecería que ya hemos construido. ¡Ja! Pero lo cierto es que por delante aún nos queda un horizonte inexplorado que recorrer juntos e ilusionados. No obstante, me gustaría reconocer aquí nuestro mérito, el de todos los que hemos hecho (hacemos y haremos) posible este viaje: querer saber y hacer algo al respecto.

He aquí para vosotros mi regalo para este 2013. Aunque sea, en realidad, por cortesía de Konstantínos Kaváfis:

ÍTACA

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

Así pues, mis valientes compañeros, nuestro viaje no se acaba aquí: ¡que sea largo y repleto de aventuras, de amigos y de amores! Brindo por ello y os doy las gracias; brindo y os digo '¡Hasta el año que viene!' y añado: '¡¡Ojo al blog en torno a las fechas señaladas, que volveremos en un periquete!!'.

Un fuerte y cálido abrazo
Eduardo.